Guillem Vallet
Due Vite y la belleza en las discrepancias
Canciones como las de Marco Mengoni, gusten o no, tienen la oportunidad de silenciar a quien aún duda de la calidad artística del Festival de Eurovisión.

Marco Mengoni, RAI
No me gusta Due Vite.
De hecho, la canción ganadora del Festival de Sanremo 2023, que representará a Italia en Eurovisión, se encuentra entre las últimas en mi ránking personal. Oírla no me genera los sentimientos que otra gente sí que encuentra cuando escucha la voz de Marco Mengoni. Una balada preciosa en su letra. El piano y la orquesta, acompañando a un cantante veterano que no ha perdido su toque desde 2013. Aun así, nada en mi interior. Y ahora me encuentro escribiendo sobre ella. ¿Por qué?
En Eurovisión, Italia es única incluso dentro de aquellos países que se esfuerzan en traer una candidatura de calidad cada año. En 2023, la composición del propio Mengoni, Davide Petrella y Davide Simonetta es la única que ha de recibir el temido “tijeretazo”, es decir, la adaptación del tema a una longitud de tres minutos, la máxima permitida en el certamen. Y en el caso de un tema que originalmente dura 3:46 minutos, quitar casi el 25% de un tema lento, donde tal edición se nota aún más, no es una tarea fácil. De cualquier manera, esto demuestra algo claro: Eurovisión se mantiene en un segundo plano. Marco Mengoni lo sabe, y se puede explayar con libertad en sus letras, sin que importe si no es pegadiza, vendible o si pasa desapercibida en una primera escucha.
El propio Mengoni describió, en una entrevista en Vanity Fair, que su letra “describe la relación entre su raciocinio y su subconsciente”. Dentro de una doble vida, la de sus sueños por la noche y sus pensamientos durante el día, ambos mundos tienden a separarse. La colisión entre lo que piensa y lo que hace es, según el cantante, “una tensión continua que nunca parece explotar hasta que me dejo las cuerdas vocales en Sanremo”. Es una relación desgastada y rota.
Quizá en ese sentido, salvando las distancias, es igual que la mía con Due Vite, aunque con un final mucho menos climático.

Marco Mengoni en el Festival de Sanremo 2023.
A pesar de todo ello, es el simple hecho de que una letra como tal sea capaz de pisar Eurovisión, un festival estereotipado por las letras sencillas y repetitivas de principios de los 2000, lo que demuestra que estamos en una época distinta. Hace tiempo que esos años quedaron atrás y que hasta las canciones con la mayor repetición de palabras por minuto tienen un significado detrás. Y si no, que se lo pregunten a Edgar Allan Poe. Sin embargo, aunque las canciones cambien, los prejuicios tardan más en desaparecer. Por eso mismo Due Vite es tan necesaria. Canciones como las del artista italiano, que nunca fueron creadas para ser cantadas en un escenario que no fuera el de la Ciudad de las Rosas, tienen ahora la oportunidad de silenciar a muchos que dudan de la calidad artística del festival. Tampoco es que tal acción nos la deban ni los artistas, ni las delegaciones ni la organización del certamen, pero cuando uno encuentra tal profundidad en un tema siempre es un sentimiento agradable, especialmente cuando hay tanta gente que aprecia el arte latente en cada canción de Sanremo y el contexto de cada una. Al igual que el contraste y el choque de las "dos vidas" de Marco Mengoni engrandece su candidatura, en las discrepancias y la variedad de gustos también se encuentra la belleza de este festival.
Con todo esto dicho, la canción sigue sin gustarme. Y aun así, pienso escucharla atentamente en la final. La de vueltas que dan dos vidas.