Guillem Vallet
Dance (Our Own Party): ¡Viva la introversión!
Bajo una letra simplona y un ritmo machacón, la canción de The Busker esconde uno de los simbolismos más profundos de este año.

The Busker, en el videoclip de "Dance (Our Own Party)" . (PBS)
Malta llegará a la final de Eurovisión 2023.
… Bueno. Al menos, eso es lo que yo desearía, pero las apuestas y la opinión pública no están de acuerdo con mi predicción. De hecho, la canción de The Busker se sitúa ahora mismo entre las que menos probabilidades tienen de pasar a la final, al menos en lo que se refiere a sensaciones pre-ensayos. El orden de actuación decidido por la UER, que la sitúa segunda en la primera semifinal, encerrada entre Noruega y Serbia, dos candidaturas de calidad y con mucho apoyo entre los eurofans, no deja buenos augurios para Malta. Por si fuera poco, a ello se le añade una semifinal increíblemente apretada. Los cálculos no salen, y muchos temas que tienen, a priori, un pack cerrado se encuentran con una competencia muy feroz.
Aunque sea de las tandas más pequeñas en la historia del certamen con sólo cinco canciones eliminadas de un total de quince, es difícil encontrar a alguien a quien no le duela la eliminación de alguna de estas composiciones. En estos momentos, cuatro de ellas parecen haberse quedado en la zaga a falta de saber cómo se desarrollarán en directo: Azerbaiyán, Irlanda, Letonia y Malta. Y en esta última es donde pongo el foco, no sólo porque me guste (y me encanta), sino porque el contexto de cómo esta canción llega a Eurovisión puede dar a entender por qué su potencial parece, hasta ahora, oculto y a la espera de que se revelen todas las cartas en Liverpool.

El cartel finalista del MESC 2023, que incluye a The Busker en la izquierda. (PBS)
La micronación isleña eligió a The Busker, un grupo indie formado por David "Dav. Jr" Grech (vocales y teclado), Jean Paul Borg (batería) y Sean Meachen (saxofón). Ellos ganaron la preselección Maltesa, el Malta Eurovision Song Contest (MESC), habiendo batido a otros 39 participantes en la segunda final nacional más extensa del año. La canción ganadora es el primer tema sin participación sueca en sus filas desde 2017. Ganó con un televoto aplastante sobre el resto de temas y recibió un apoyo destacable a pesar de otras favoritas, como Checkmate, una composición efectiva pero con más de lo mismo. Por ello, ya que estamos aquí, hablemos de Dance (Our Own Party) como se merece.
La canción de The Busker no reinventa la rueda ni mucho menos, pero sí que trata de algo que solamente ha empezado a surgir este año: la desinhibición.
Eurovisión no es ajena a canciones uptempo donde se insta a bailar, a pasárselo bien, a descubrirse a uno mismo y no tener miedo del qué dirán. En ese ritmo tendemos a desenvolvernos, a tararear (o cantar a grito pelado) nuestros temas preferidos y a estar contentos con lo que nos gusta. Pero la realidad, normalmente, es bien distinta. Es difícil soltarse si eres introvertido y sientes que no pegas ni con cola donde estás. Y, en este caso, The Busker usa la puesta en escena del MESC para reflejar tal sentimiento en la primerísima escena de la canción.

Paneles de cartón con Destiny, Joe Grech e Ira Losco en la puesta en escena de "Dance (Our Own Party)". (PBS)
Los pósters de cartón del principio de la actuación muestran a tres cantantes: la conocida Destiny, que representó a la nación isleña en 2020 y 2021, siendo una de las favoritas ese año, Joe Grech, primer maltés en participar en Eurovisión en 1971 con su tema Marija-i-Maltija, e Ira Losco, representante maltesa en 2002 y 2016 que trajo un segundo puesto a Malta con 7th Wonder. No son estas tres personas por casualidad, pues el pequeño país siempre ha tratado a sus representantes con cariño, sin importar sus resultados en Eurovisión. Aquí se elige a tres cantantes que han significado mucho para la trayectoria de Malta en Eurovisión, leyendas de la música maltesa.
The Busker les mira y se siente incómodo. La letra destaca que la luz de tantas estrellas resulta cegadora:
Espera, ¿puedes hablar más alto?
Hay un poco de ruido
Estoy un poco perdido, oh
Nublado
Quizá sean las bebidas
O la provocación social de la ansiedad
La tensión
Que recibo
Las caras que había dibujado
No me puedo concentrar
Debería haberlo sabido
Cuando el tic haga tac me habré ido
Tampoco es que yo esté diciendo nada nuevo aquí, pero a partir de estos versos, el “I feel better in my sweater [Me siento mejor en mi sudadera]” del estribillo del tema pasa de ser un verso con rima facilona a tener un significado acorde con la canción. Si van a pasárselo bien, va a ser montando la fiesta en casa.
A partir de aquí, la canción transcurre en tres actos que van in crescendo hasta que la instrumental explota en un último ritmo de saxofón que golpea una y otra vez. Tanto es así, que hasta el propio Dav Jr. no duda en empezar a hacer pasos de baile de Disco de los 70. ¿Cringe? Por supuesto. Pero precisamente se lo puede permitir hacer por eso, porque ahora se siente cómodo, y puede disfrutar de la fiesta como se merece y sin que importen las apariencias. Dance (Our Own Party) no sólo te pide que bailes y que te lo pases bien, sino que lo hagas a tu manera. Porque sabe que también podemos ser introvertidos, y que como eurofans, quizá no siempre podamos salirnos con la nuestra si estamos en una fiesta donde la idea de poner Glorious, de Cascada, sería algo anticuado y extraño en vez de una magnífica elección para una pista de baile.
The Busker lanza sus sudaderas a los asistentes de la preparty polaca en Varsovia. (Twitter: @tryugvi)
En ese mensaje es donde reside, en mi opinión, la máxima baza de la candidatura maltesa, más allá incluso del instrumental. En la Preparty polaca en Varsovia, que ocurrió este último domingo, The Busker actuó sabiendo que todos los asistentes se encontraban en su casa, tanto metafórica- como literalmente. Lo dieron todo, hasta sus sudaderas, a la audiencia, y revelaron debajo unas camisetas hechas a propósito para la Preparty.
El carisma de los miembros de la banda y sus ganas nunca pueden ser subestimadas en un directo. Y además, Dance (Our Own Party) tiene también la ventaja de ser un tema que podría atraer muchísimo al público local, que seguramente esté escuchando todos los temas de la semifinal por primera vez. Y como vimos en 2017, el saxofón vende.
Quizá el mayor problema de Malta es que ya existe otra candidatura en la misma final que también habla de desinhibirse, de perder la vergüenza y de darlo todo bajo tus propias reglas. Un tema de marcha-cha-cha. Desde aquí, eso sí, reza un servidor para que ambos temas lleguen a la final como himnos que son para nosotros, los introvertidos.

Käärija, en una imagen promocional de "Cha Cha Cha". (YLE)
Con todo esto dicho, siempre hay que seguir una máxima importante: la interpretación de una canción nunca implica que haya valor autorial. O mejor dicho, sólo porque yo diga esto y tenga más o menos sentido, no quiere decir que las ideas de The Busker tengan nada que ver con lo que acabo de decir. Por lo que sabemos, quizá Ira Losco, Joe Grech y Destiny estaban ahí para robar puntos del televoto y ya está. Al menos, esa estrategia funcionó en el MESC. ¿Para cuándo Lys Assia, Johnny Logan y Loreen en los paneles de cartón en Liverpool? Quizá vayan haciendo falta.